En su historia de las matemáticas en la antigüedad, Hans Wussing afirma que, sin la labor realizada por Hypatia, probablemente se hubiera perdido toda la Aritmética, es decir, todo el cuerpo matemático del mundo antiguo a excepción de la Geometría. Muchos autores coinciden al afirmar que Hypatia era la mejor matemática/o de su tiempo. Tras su muerte, las matemáticas se sumieron en la oscuridad y tuvieron que pasar más de diez siglos para que volviesen a realizarse adelantos de importancia en el campo de las matemáticas.
Después de ver Ágora, pienso que las mujeres podemos agradecer a Alejandro Amenábar su genial aportación para que la vida de esta fascinante mujer sea hoy más conocida. Hasta donde yo sé, su versión de la historia, en lo que a la figura de Hypatia se refiere, es bastante fiel a lo que se conoce sobre ella. Con dos importantes matizaciones.
La primera es que, a mi juicio, no destaca suficientemente su importancia como científica y a su influencia en la comunidad alejandrina. Hypatia iba a ser nombrada directora de la Biblioteca cuando empezaron las revueltas, y sus clases no se reducían a unos cuantos alumnos. Tuvo además la osadía de admitir en sus clases alumnos de todas las religiones, en una época en que los estudios se realizaban en escuelas separadas para los tres grandes movimientos: el cristianismo, el judaísmo, y ese conjunto de religiones que hemos dado en denominar paganismo.
Es difícil creer que fuera ayudada en sus cálculos solo por un esclavo. Si el prefecto la llamaba a su casa para hablar, era porque su opinión política era de las más importantes del momento en Alejandría. En lo que respecta a la ciencia, Hypatia hizo algo más que intuir el heliocentrismo y las órbitas elípticas de los planetas, solo que, sus instrumentos de medida no le permitían llegar más allá.
La segunda, achacable probablemente a la autocensura, para no presentar al gran público una escena espeluznante, es el relato de su muerte. No deja de ser significativo que de la vida de Hypatia solo podamos estar seguros de la forma en que fue asesinada. Y ésta es muy diferente y mucho más violenta que la que nos ofrece Amenábar: Hypatia fue violada una y otra vez por todos aquellos bárbaros ante el altar de la iglesia y después, todavía viva, la descuartizaron con los trozos de las ánforas vacías que había en la puerta de la sacristía. Finalmente quemaron los restos en un descampado cercano.
Su muerte representa la primera caza de brujas de que tenemos noticia. El prelado Juan, obispo de Nikiu, capital de la comarca egipcia de Prosopites, celebraba su muerte con estas palabras: "En todo momento fue devota de la magia, de los astrolabios y de los instrumentos musicales"
Nosotros diríamos que Hypatia fue una devota del saber. Si en nuestra sociedad hemos logrado grandes avances en las ciencias ha sido porque generaciones de pensadores no han capitulado ante la muerte y la tortura y han investigado el mundo que nos rodea sin el freno de absurdas supersticiones. En esa lucha por la libertad del pensamiento, Hypatia es un ejemplo de entereza y valor. Nos recuerda que existió y aún existe una maldición bíblica que hace de la mujer una simple subordinada del hombre.
En este sentido, Pedro Gálvez, autor de una magnífica biografía de Hypatia, nos dice:"En un mundo que no estuviese dominado por el patriarcado no recordaríamos a Giordano Bruno como el primer gran pensador que pereció en defensa de sus ideas, sino a Hypatia de Alejandría"